Hay un conducto de aire, que ventila el humo de las ruedas, olor a regaliz quemado que asciende denso cuando la goma raya el asfalto. Una escalera cae hacia el último peldaño, a nivel de pista, donde una exposición de máquinas a motor espera y ronronea; dos pedales y un volante.
Y tras una puerta verde, una habitación con suelo de ajedrez…