[ dedicado a JAG ]
A veces tiene una de esas semanas caracol. Y siempre comienza en el rellano,
al encontrarse la escalera, cuando acaricia el pasamano.
Una semana por delante con todos sus días enroscados.
Una espiral de escalones, que él desciende siempre despacio. De manera que estira el tiempo que duran las alegrías. Así digiere mejor los desencantos.
Y cuando se acerca al final, cuando ya ha descendido un buen tramo, se detiene apenas un momento para averiguar hasta dónde ha llegado.
Abajo le queda la duda, la inquietud de lo que le pueda estar esperando.
Pero él siempre prefiere mirar hacia arriba, y disfrutar del camino andado.
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